Como en meses atrás en una de nuestras notas (Aquí) abordamos el tema de la inmovilización cervical; en esta ocasión nuevamente, hablaremos en relación a la utilización de los collares/collarines cervicales.
Estos elementos se utilizan preventivamente en todos los pacientes que presentan una lesión (ya sea contusa o penetrante) que nos haga sospechar sobre un compromiso de la estabilidad de la columna cervical. Es más que importante aclarar que el collar cervical (CC) sólo restringe en un 90% los movimientos de flexión-extensión, no inmovilizando por sí mismo en forma completa la cabeza de la víctima, quedando la columna cervical completamente vulnerable a movimientos rotatorios o movimientos laterales. Únicamente provee una correcta restricción de los movimientos de la cabeza cuando se utiliza en conjunto con inmovilizadores laterales (Lateralizadores) correctamente ajustados.
Generalmente dependiendo del modelo, éstos, presentan una abertura de considerable tamaño en la zona central del cuello, permitiendo un fácil acceso a la tráquea y cartílago cricoides (para manejo avanzado de vías aéreas) y a las arterias carótidas (para palpación del pulso central)
Los collares cervicales no deben colocarse demasiado ajustados, ya que esto generalmente disminuye el retorno venoso de la cabeza, aumentando así la Presión Intra-Craneal (PIC); algo peligroso en presencia de un de un traumatismo de cráneo (TEC). Por otra parte, la posibilidad de regurgitación en un paciente con este tipo de lesión es más que elevada, con lo cual un ajuste excesivo impediría que la victima pudiera abrir la boca y vomitar, evitando así la bronco-aspiración posterior. Sin embargo, una colocación demasiado laxa comprometería la correcta y necesaria descompresión axial de la columna cervical, como asimismo la colocación de un modelo excesivamente grande para los requerimientos de una víctima de tamaño medio.
Existen varias clases de collares cervicales, separándose generalmente en dos tipos: uni-valvas y bi-valvas.
Bi-valva: Este tipo de collar cervical brinda soporte cervical con refuerzos anterior y posterior de termoplástico. Generalmente están confeccionados en goma EVA u otro material que pueda ser luego desinfectado fácilmente, sin afectar al material ni su color.
En condiciones de baja visibilidad, debe tenerse especial cuidado de no colocar la valva posterior en el mentón de la víctima y la anterior en la zona occipital, ya que no se lograría una inmovilización adecuada. Desgraciadamente en estos modelos, el velcro de sujeción suele terminar desprendiéndose de las valvas. Otra desventaja suele ser el volumen que conlleva tener varios tamaños de éste en un mismo bolso o kit de trauma.
Uni-valva: Son los llamados “de rescate” o “planos”, consistentes en una sola unidad flexible (generalmente de polietileno de alta-densidad), que permite su almacenamiento en forma plana, ahorrando así espacio. Estos dispositivos son más nuevos que los antiguos collares Bi-Valva tipo Filadelfia (Philly) y los últimos modelos permiten regular el tamaño y adaptarlo a distintos tipos de paciente en base a sus características anatómicas. Generalmente son más cómodos de usar que los bi-valva; Sin embargo, son teóricamente de uso descartable; norma que debería ser cumplida en todas las situaciones de rescate, pero desgraciadamente debido a las realidades económicas de muchas unidades, muchas veces no es cumplida. Su precio suele ser más elevado que el de sus competidores de dos piezas, salvo en sus países de producción. Los productos más nuevos, incluyen la posibilidad de adaptarse a la posición original de la cabeza de la víctima, sea cual sea, lo cual evita tener que realizar una correcta inmovilización improvisando, lo cual generalmente requiere más esfuerzo y no siempre resulta tan efectiva como quisiéramos.
En este video podemos apreciar los pasos necesarios para la correcta colocación del mismo:
1er. Paso: Correcta inmovilización de la cabeza y de corresponder o no haber contra-indicaciones, posicionamiento neutral y alineado de la misma.
2do Paso: Medición del espacio existente entre el músculo trapecio y la apófisis mastoides con los dedos de la mano.
3er. Paso: Colocación adecuada del collar.
4to. Paso: Re-ajuste y re-aseguramiento del velcro.
En situaciones de rescate, eventualmente se podría improvisar un apropiado collar cervical con una férula moldeable de tamaño medio (SAM splint Standard), muy útil y versátil en situaciones agrestes.
©2009 GOER
Estos elementos se utilizan preventivamente en todos los pacientes que presentan una lesión (ya sea contusa o penetrante) que nos haga sospechar sobre un compromiso de la estabilidad de la columna cervical. Es más que importante aclarar que el collar cervical (CC) sólo restringe en un 90% los movimientos de flexión-extensión, no inmovilizando por sí mismo en forma completa la cabeza de la víctima, quedando la columna cervical completamente vulnerable a movimientos rotatorios o movimientos laterales. Únicamente provee una correcta restricción de los movimientos de la cabeza cuando se utiliza en conjunto con inmovilizadores laterales (Lateralizadores) correctamente ajustados.
Generalmente dependiendo del modelo, éstos, presentan una abertura de considerable tamaño en la zona central del cuello, permitiendo un fácil acceso a la tráquea y cartílago cricoides (para manejo avanzado de vías aéreas) y a las arterias carótidas (para palpación del pulso central)
Los collares cervicales no deben colocarse demasiado ajustados, ya que esto generalmente disminuye el retorno venoso de la cabeza, aumentando así la Presión Intra-Craneal (PIC); algo peligroso en presencia de un de un traumatismo de cráneo (TEC). Por otra parte, la posibilidad de regurgitación en un paciente con este tipo de lesión es más que elevada, con lo cual un ajuste excesivo impediría que la victima pudiera abrir la boca y vomitar, evitando así la bronco-aspiración posterior. Sin embargo, una colocación demasiado laxa comprometería la correcta y necesaria descompresión axial de la columna cervical, como asimismo la colocación de un modelo excesivamente grande para los requerimientos de una víctima de tamaño medio.
Existen varias clases de collares cervicales, separándose generalmente en dos tipos: uni-valvas y bi-valvas.
Bi-valva: Este tipo de collar cervical brinda soporte cervical con refuerzos anterior y posterior de termoplástico. Generalmente están confeccionados en goma EVA u otro material que pueda ser luego desinfectado fácilmente, sin afectar al material ni su color.
En condiciones de baja visibilidad, debe tenerse especial cuidado de no colocar la valva posterior en el mentón de la víctima y la anterior en la zona occipital, ya que no se lograría una inmovilización adecuada. Desgraciadamente en estos modelos, el velcro de sujeción suele terminar desprendiéndose de las valvas. Otra desventaja suele ser el volumen que conlleva tener varios tamaños de éste en un mismo bolso o kit de trauma.
Uni-valva: Son los llamados “de rescate” o “planos”, consistentes en una sola unidad flexible (generalmente de polietileno de alta-densidad), que permite su almacenamiento en forma plana, ahorrando así espacio. Estos dispositivos son más nuevos que los antiguos collares Bi-Valva tipo Filadelfia (Philly) y los últimos modelos permiten regular el tamaño y adaptarlo a distintos tipos de paciente en base a sus características anatómicas. Generalmente son más cómodos de usar que los bi-valva; Sin embargo, son teóricamente de uso descartable; norma que debería ser cumplida en todas las situaciones de rescate, pero desgraciadamente debido a las realidades económicas de muchas unidades, muchas veces no es cumplida. Su precio suele ser más elevado que el de sus competidores de dos piezas, salvo en sus países de producción. Los productos más nuevos, incluyen la posibilidad de adaptarse a la posición original de la cabeza de la víctima, sea cual sea, lo cual evita tener que realizar una correcta inmovilización improvisando, lo cual generalmente requiere más esfuerzo y no siempre resulta tan efectiva como quisiéramos.
En este video podemos apreciar los pasos necesarios para la correcta colocación del mismo:
1er. Paso: Correcta inmovilización de la cabeza y de corresponder o no haber contra-indicaciones, posicionamiento neutral y alineado de la misma.
2do Paso: Medición del espacio existente entre el músculo trapecio y la apófisis mastoides con los dedos de la mano.
3er. Paso: Colocación adecuada del collar.
4to. Paso: Re-ajuste y re-aseguramiento del velcro.
En situaciones de rescate, eventualmente se podría improvisar un apropiado collar cervical con una férula moldeable de tamaño medio (SAM splint Standard), muy útil y versátil en situaciones agrestes.
©2009 GOER
3 comentarios:
Muy interesante este artículo, me tomo la molestia de publicar este link de una publicación aterior de uds http://rescategoer.blogspot.com/2010/02/test-nuevo-collar-cervical-xcollar-de.html, para que observen unos inmovilizadores cervicales que existe hoy día en el mercado, este genera una inmovilización ideal en la atención del trauma.
Excelente artículo, solo me cabe resaltar que hoy día ya existe inmovilizadores cervicales como el XCollar (publicación de uds http://rescategoer.blogspot.com/2010/02/test-nuevo-collar-cervical-xcollar-de.html) los cuales generan una inmovilización ideal de la parte cervical de la persona que ha sufrido un traumatismo.
Very helpful blog love to read it. Carry on with great posts.
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