Hace pocos días se cumplieron 5 años de una de las historias más escalofriantes del mundo de la escalada y andinismo, pero también una historia de la voluntad humana por sobrevivir y en lo que respecta a nosotros, un caso extremo de auto rescate.
El joven escalador Aron Lee Ralston nacido en el estado de Indina, EEUU fue partícipe de una de las historias más impactantes del mundo cuando en mayo del 2003 se encontraba escalando en solitario en la zona del parque nacional Canyonlands en el estado de Utah. Mientras realizaba un rappel dentro de un cañón muy angosto, una roca de casi 800kg. se desprendió de la cima del cañón y cayó sobre su brazo derecho, rompiéndolo y comprimiéndolo contra una de las paredes del cañón.
Luego de pasar 5 días atrapado solo en ese lugar e intentando en vano pedir ayuda, su mano quedo “muerta” dada la falta de circulación al estar tantos días atrapada. Exhausto por intentar liberarse de la misma tratando de moverla y hasta quebrarla con varios intentos fallidos, Aron se encontraba casi deshidratado y lentamente su cuerpo se había debilitado hasta el extremo. Es allí donde sabiendo que era casi imposible ser rescatado en ese lugar ya que no había avisado a nadie sobre su actividad y locación, decidió tomar una decisión extrema: seccionar su propio brazo.
Tomando una cinta plana y un mosquetón para hacer de torniquete, procedió a tomar su herramienta multifunción, cortando la carne hasta el hueso radio y cúbito, utilizando la parte de las tenazas para cortar los tendones del mismo.
Luego de esta maniobra y al no tener un teléfono celular o PLB, debió seguir rapeleando hasta el final del cañón por unos 24mts más, y caminar casi 13km. hasta su vehículo, donde en el camino encontró a otros escaladores que le proporcionaron comida y bebida hasta que fue transportado por un helicóptero del grupo de rescate local, donde fue asistido.
El grupo de rescate recupero su brazo días después en el lugar del incidente y Aron a modo de ofrenda y respeto por ese lugar, decidió cremarlo y colocar sus cenizas en el lugar del siniestro.
Hoy Aron sigue escalando gracias a un brazo ortopédico y realiza cientos de charlas como motivador de jóvenes en distintos lugares de los EEUU.
Para todos, sin duda una historia de bravura y determinación de la voluntad humana de supervivencia, pero para nosotros, un recordatorio de educar a las personas que realizan actividades al aire libre, de por lo menos, recordar un básico del acampante o entusiasta de actividades al aire libre: Planificación y aviso a familiares, amigos o entidades locales sobre el itinerario y tiempo de realización de cualquier actividad. Esto puede salvar vidas y activar el sistema de rescate a tiempo.
©2008 GOER
El joven escalador Aron Lee Ralston nacido en el estado de Indina, EEUU fue partícipe de una de las historias más impactantes del mundo cuando en mayo del 2003 se encontraba escalando en solitario en la zona del parque nacional Canyonlands en el estado de Utah. Mientras realizaba un rappel dentro de un cañón muy angosto, una roca de casi 800kg. se desprendió de la cima del cañón y cayó sobre su brazo derecho, rompiéndolo y comprimiéndolo contra una de las paredes del cañón.
Luego de pasar 5 días atrapado solo en ese lugar e intentando en vano pedir ayuda, su mano quedo “muerta” dada la falta de circulación al estar tantos días atrapada. Exhausto por intentar liberarse de la misma tratando de moverla y hasta quebrarla con varios intentos fallidos, Aron se encontraba casi deshidratado y lentamente su cuerpo se había debilitado hasta el extremo. Es allí donde sabiendo que era casi imposible ser rescatado en ese lugar ya que no había avisado a nadie sobre su actividad y locación, decidió tomar una decisión extrema: seccionar su propio brazo.
Tomando una cinta plana y un mosquetón para hacer de torniquete, procedió a tomar su herramienta multifunción, cortando la carne hasta el hueso radio y cúbito, utilizando la parte de las tenazas para cortar los tendones del mismo.
Luego de esta maniobra y al no tener un teléfono celular o PLB, debió seguir rapeleando hasta el final del cañón por unos 24mts más, y caminar casi 13km. hasta su vehículo, donde en el camino encontró a otros escaladores que le proporcionaron comida y bebida hasta que fue transportado por un helicóptero del grupo de rescate local, donde fue asistido.
El grupo de rescate recupero su brazo días después en el lugar del incidente y Aron a modo de ofrenda y respeto por ese lugar, decidió cremarlo y colocar sus cenizas en el lugar del siniestro.
Hoy Aron sigue escalando gracias a un brazo ortopédico y realiza cientos de charlas como motivador de jóvenes en distintos lugares de los EEUU.
Para todos, sin duda una historia de bravura y determinación de la voluntad humana de supervivencia, pero para nosotros, un recordatorio de educar a las personas que realizan actividades al aire libre, de por lo menos, recordar un básico del acampante o entusiasta de actividades al aire libre: Planificación y aviso a familiares, amigos o entidades locales sobre el itinerario y tiempo de realización de cualquier actividad. Esto puede salvar vidas y activar el sistema de rescate a tiempo.
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